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Se avecina una nueva batalla por el clima en Sudáfrica 2011 tras cumbre de Cancún

>> lunes, 13 de diciembre de 2010


Los gobiernos del mundo enfrentarán una nueva batalla en Sudáfrica en el 2011 entre las naciones ricas y las pobres sobre poner freno al cambio climático, alentados por un ligero avance en México, aunque sin esperanzas reales de un nuevo tratado en los próximos años.

En el 2011, los gobiernos intentarán elaborar sobre lo acordado en México para crear un Fondo Verde por el Clima que ayude a canalizar los US$100.000 millones en ayuda para el clima al año a partir del 2020, junto con nuevos sistemas para proteger las selvas tropicales y compartir tecnologías limpias.

La reunión de dos semanas en el balneario del Caribe mexicano que finalizó este sábado mostró una creencia más amplia que nunca de que un acuerdo legalmente vinculante está muy lejos, en parte debido a la oposición de China y Estados Unidos, los dos principales emisores mundiales de gases de efecto invernadero.

"Aún tenemos un viaje largo y complejo por delante", dijo Connie Hedegaard, comisaria para el Clima de la Unión Europea, sobre las esperanzas de un acuerdo global legalmente vinculante.

Rechazo. Cancún rechazó los llamados de pequeñas islas estados, que temen que serán borrados del mapa por los niveles cada vez más altos del mar, de establecer un plazo para un nuevo tratado cuando los ministros de Medio Ambiente se reúnan de nuevo en Durban, Sudáfrica, en un año más.

La oposición en el Senado estadounidense a los llamados del presidente Barack Obama de legislar una reducción de las emisiones del país hace difícil imaginar un nuevo tratado de la ONU en los próximos años, ya que se necesitan 67 de los 100 votos en la Cámara alta para aprobar la iniciativa.

Durban probablemente será el campo de batalla entre naciones desarrolladas y emergentes sobre cómo extender o reemplazar el Protocolo de Kioto de la ONU, que obliga a casi 40 países industrializados a reducir las emisiones hasta el 31 de diciembre del 2012.

Escasos avances. Cancún logró un escaso progreso en resolver las diferencias sobre el Protocolo de Kioto, los recortes de largo plazo de gases de efecto invernadero o las maneras de reforzar los fragmentados mercados de bonos de carbono, que buscan modificar billones de dólares en inversiones en combustibles fósiles.

Todas las partes acordaron que un objetivo principal en México era reencaminar las negociaciones de las 190 naciones luego de que la cumbre de la ONU en Copenhague del 2009 no lograra un tratado y sólo alcanzara un acuerdo no vinculante entre 140 países.

Muchas de las medidas adoptadas en Cancún, como limitar un alza en las temperaturas mundiales a menos de 2 grados Celsius por encima de los niveles previos a la era industrial o la meta de US$100.000 millones en ayuda a partir del 2020, estaban en el Acuerdo de Copenhague del 2009.

Fuente: América Economía

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La lucha contra el cambio climático llega a Cancún

>> lunes, 29 de noviembre de 2010


Pero frente a las exageradas expectativas del encuentro celebrado el pasado mes de diciembre en el país nórdico, muchos analistas anticipan que, gracias al bajo perfil del encuentro en la ciudad mexicana, es posible que exista el suficiente margen de maniobra para sentar las bases de un futuro tratado sobre la protección del medio ambiente, que por fin sustituya de manera efectiva al alcanzado en Kyoto.

"Cancún me deprime un poco", lamenta no obstante el ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, uno de los más acérrimos proponentes de la lucha contra el cambio climático, un problema que, a su juicio, "no sólo no desaparece, sino que cada vez va a peor". En este sentido, los datos revelados ayer por la Organización Meteorológica Mundial son claros: los niveles de concentración en la atmósfera de los gases causantes del efecto invernadero han alcanzado su nivel más alto desde el inicio de la Revolución Industrial.

En 2010, una inusual ola de calor procedente del norte ha motivado que Rusia cancele sus exportaciones de grano. Se trata del segundo principal exportador del mundo, y esta decisión ha terminado elevando los precios de alimentos básicos como el pan en Asia Central. "No se trata sólo de un problema medioambiental", apunta el director de la consultora Kinesis, Nick Rowley. "Es un problema que afecta a nuestra capacidad para alimentar al mundo".

Por ello, Naciones Unidas espera que en la cumbre de Cancún se consiga, por lo menos, cierto impulso, porque "de lo contrario la gente va a perder la fe en el sistema", según considera el director del Panel de la ONU sobre Cambio Climático, Rajendra Prachauri.

CAMBIO DE PERSPECTIVA

Los participantes perciben a Cancún como un encuentro de transición entre Copenhague y el que se teme podría ser la reunión "definitiva" sobre cambio climático: Durban, concebida como la última oportunidad para entablar una estrategia común para la protección del medioambiente. Si fracasa la reunión de diciembre de 2011 en Sudáfrica, es posible que los países comiencen a desarrollar estrategias unilaterales, bilaterales como mucho, y sin ningún tipo de consenso internacional. Lo que tampoco tiene por qué ser del todo perjudicial, según los expertos.

El año pasado, por poner un ejemplo ejemplo, China comenzó a contemplar la posibilidad de desarrollar un marco legislativo propio en la lucha contra el cambio climático; y este año, Noruega ha prometido a Indonesia unos 1.000 millones de dólares a cambio de detener las emisiones contamientes producida por la tala de árboles en el país asiático.

Rowley entiende que este nuevo modelo podría convivir perfectamente con una estrategia interacional común. "Estas acciones bilaterales podrían servir de información sobre cómo calibrar y diseñar una respuesta global adecuada", indicó a la cadena australiana ABC News. "Así es como lo veo yo. No es una cosa u otra. Pueden ser ambas".

No obstante, hay expertos que defienden una estrategia colectiva como única solución viable. "Necesitamos un proceso multilateral para establecer reglas comunes a la hora de informar sobre las emisiones de gases contaminantes, porque de lo contrario habrá países que tomarán las decisiones equivocadas", opinó el director ejecutivo de Climate Analytics, Bill Hare.

"Necesitamos un sistema multilateral. Es la única forma de contar con la ambición necesaria para reducir las emisiones a la velocidad suficiente", opinó. Hare, además, se teme que el fracaso de Cancún pueda desembocar en la "desintegración" definitiva de las conversaciones. "Es una posibilidad", reconoce. "Las razones son complicadas, pero desde mi punto de vista, se trata de un conflicto entre Estados Unidos y China".

EEUU-CHINA

Es la misma cuestión que lleva años sobre la mesa. China y el resto de economías emergentes sólo asumirán el coste de reducción de emisiones si ven que Estados Unidos lo hace primero. Ambos gigantes volvieron a colisionar el mes pasado en Tianjin: Pekín responsabilizó a Washington de incumplir sus responsabilidades mientras los estadounidenses criticaban la negativa del país asiático a permitir que su producción de carbón fuera supervisada por observadores internacionales independentes.

De igual modo, China y el resto de países "básicos" (India, Sudáfrica, Brasil) exigen objetivos legalmente vinculantes que Estados Unidos no está dispuesto admitir. No obstante, se ha logrado reducir estos objetivos a seis aspectos fundamentales para facilitar las negociaciones: estrategia común, adaptación, economía climática, transferencia tecnológica, la reducción de las emisiones procedentes de la deforestación y de la degradación, y objetivos en la reducción de emisiones más allá de 2012.

MAR DE CAMBIOS

Pero a pesar del pesimisimo reinante, el enviado especial del Banco Mundial para el cambio climático, Andrew Steer, percibe un "mar de cambios" en el comportamiento de los países en desarrollo sobre la importancia de reducir el calentamiento global a través de un cambio en su políticas energéticas.

Steer recuerda que en 1990 sólo un 10 por ciento de las naciones en desarrollo consideraban el cambio climático como un pilar básico de desarrollo. En los últimos dos años, esta cifra ha aumentado al 80 por ciento.

Además, ONG como WWF han emitido informes de alabanzas sobre la predisposición de países como China, India, Sudáfrica y Brasil a la hora de combatir el calentamiento global. Es posible que estas políticas cristalicen en Durban, el próximo mes de ediciembre, para poner estos compromisos definitivamente por escrito.

Fuente: Ecoticias.com

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Se busca plan B para Cumbre de Cambio Climático de Cancún

>> lunes, 2 de agosto de 2010

Fuente: ProHumana

En noviembre se realizará una nueva cumbre de Cambio Climático en Cancún, México, para que los países se comprometan a reducir sus emisiones de CO2, sin embargo se teme que este compromiso no se logre efectivamente, por lo que se espera otra forma de enfrentar el problema. La página de DW-World.DE reflexiona entorno a este tema.

Al parecer ya está claro que de la conferencia de Cancún en noviembre no saldrá un documento por el que todos los países se obliguen a reducir sus emisiones para evitar el calentamiento global. Se busca un plan B.

El camino hacia la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16) en Cancún a finales de noviembre pasa por innumerables conferencias preparatorias, una de las cuales tiene lugar esta semana en Bonn. “Lo que está en juego no es otra cosa que el futuro sustentable de la humanidad”, declaró ante representantes de 180 países la nueva jefa de la Secretaría de Medio Ambiente de Naciones Unidas, la costarricense Christiana Figueres.

En la danesa Copenhague, en diciembre de 2009, los países participantes no lograron ponerse de acuerdo en un documento que suceda al Tratado de Kyoto para regular y reducir las emisiones de CO2, causantes del cambio climático. La tendencia que desde ya se vislumbra es que de Cancún no cabe esperar demasiado; que de México salga un documento definitivo y vinculante que regule las emisiones a escala internacional es
una ilusión.

Klaus Töpfer, ex director del programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, evita denominar desde ya ese encuentro de “fracaso”. Prefiere verlo como un aporte a la conciencia de los países desarrollados y las economías emergentes, los principales actores de este acuerdo.

Para frenar el calentamiento global. “es importante negociar, pero esto no puede reemplazar la acción”, declaró Töpfer en entrevista concedida a la radio alemana Deutschlandfunk. “Actuar es importante por motivos ecológicos y económicos, hay que desarrollar nuevas tecnologías y no hay que esperar a que otros comiencen”, añadió, recalcando que lo contrario –la dependencia de la importación de combustibles fósiles, de aceite mineral y de gas- a la larga será más caro.
Nadie se mueve

El magro resultado del encuentro de diciembre -el Acuerdo de Copenhague que establece ciertos criterios para reducción de emisiones con carácter voluntario, firmado entre tanto por más de cien países pero que no establece medidas concretas- puso de manifiesto que será muy difícil lograr un sustituto para el Protocolo de Kyoto: éste puso límites, entre 2008 y 2012, a las emisiones de 40 países industrializados. Ni Estados Unidos ni China se sometieron a su regulación. Ahora la pelota se juega sobre todo en el campo de las economías emergentes, como Brasil, China, India (que junto a Rusia son conocidos por la sigla BRIC) que no quieren frenar su desarrollo económico.

La falta de condiciones y de seguridades de transferencia de fondos de los países desarrollados hacia estos países y hacia las naciones en desarrollo es en opinión de los BRIC el principal impedimiento para un acuerdo. Según Jairam Ramesh, ministro de Medioambiente de India, “todos somos un poco más sabios después de Copenhague, nuestras expectativas para Cancún son realistas, no podemos esperar ningún milagro”.

En su opinión, los países han fallado a la hora de cumplir con sus promesas de financiamiento rápido por 30.000 millones de dólares para programas de reducción de emisiones en países pobres.

Tampoco los europeos quieren dar un paso adelante unilateralmente: la propuesta de los ministros de Medio Ambiente de Alemania, Francia y Gran Bretaña en cuanto a reducir, en el ámbito de la Unión Europea, no un 20 por ciento de las emisiones hasta el año 2020, sino un 30 por ciento, no ha tenido un eco positivo. La canciller alemana, Angela Merkel, advirtió que apoyaría este ambicioso objetivo sólo si no representa una desventaja para la industria alemana. Es decir, si los otros también reducen.

Un fracaso para Obama

Por otro lado, el fracaso de la nueva regulación de emisiones en Estados Unidos –una promesa de campaña hecha por el presidente Barack Obama- ha acabado por echar por tierra la ilusión de que en Cancún se pueda lograr un avance sustancial. La ley habría obligado a los consorcios energéticos y a las industrias a una mayor eficiencia energética y a aumentar su porcentaje de energías renovables. “Esto tendrá fatales consecuencias en el comportamiento de los países emergentes”, declaró Stefan Krug, director de Greenpeace Berlín, a Spiegel online.

Como fuere, queda claro desde ya que “no cabe esperar una rotura de los diques”, dice Töpfer, refiriéndose a un deseable documento que regule a partir del 2012 las emisiones, limitando el calentamiento global a menos de 2 grados Celsius. De lo que se trata ahora, al parecer, es de lograr un mínimo de consenso para un mucho más modesto plan B: éste podría tener la forma de una prolongación del Tratado de Kyoto por unos dos años.

Fuente: ProHumana

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